Fanatismo, admiración y militancia

Por Melina Houson, estudiante secundaria y militante de La Cámpora




Estuve escuchando mucho últimamente cómo le molesta a la gente el “fanatismo” por un dirigente o partido político. Antes que nada, quiero comentar qué es el fanatismo para intentar ver a qué se refiere esta gente: “El fanatismo es el apasionamiento del fanático. Es una actitud o actividad que se manifiesta con pasión exagerada, desmedida, irracional y tenaz en defensa de, entre otros, una idea, teoría, cultura, estilo de vida.”
Ahora que entendemos bien qué es, podemos analizar. Cuando mencionan que los militantes son fanáticos de, por ejemplo, Eva y Juan Perón, no puedo evitar pensar, ¿por qué? Después de muchos textos y un previo análisis que Felipe Pigna me otorgó pude llegar a esta conclusión: El fanatismo político, para llamarlo como lo hacen ellos, surge de una base política donde hay un dirigente que representa una ideología a la cual una gran mayoría del pueblo se asemeja. En el caso de Juan y Evita, ellos les otorgaban trabajo, comida, juguetes y una vida digna a las clases bajas de la Argentina y por eso eran tan queridos. Porque hagan este análisis conmigo: si vos no tenes para alimentar a tus hijos, te pagan un salario bajo, no te dan vacaciones ni aguinaldo y no vivís como la alta sociedad y viene un político a solucionarte todos estos problemas y a mejorarte la vida, ¿cómo vas a reaccionar? Te va a generar un calor en el pecho, amor, alegría y admiración. 
El problema es que se le da una connotación peyorativa al término “fanatismo”, como si querer a un político por brindarte alegría fuese algo malo. Por supuesto que podemos idealizarlo, pero a pesar del agradecimiento y cariño, si debemos aceptar sus errores, lo hacemos. No es una idealización cegadora sino una positiva. Y acá es donde entra la admiración. Yo no creo que sea fanatismo lo que sentimos sino una admiración al político por su fuerza y devoción al pueblo. Por su práctica ideológica y su enorme militancia. Cuando sentís tanto amor hacia un partido político, lo militas. Le mostras a tus compañeros, a tus vecinos, familiares, amigos, a cualquiera que esté como vos, la alegría que te transmite y que les puede transmitir a ellos este partido. Y militas, seguís al político, lo apoyas y defendes como él lo hizo por vos. Y así toda la vida.
Por eso, que no me vengan a hablar de fanatismo cuando nunca pusieron en ejercicio la empatía por la familia pobre de la vuelta de tu casa que con un gobierno antipopular no vive bien, cuando no sentís el amor y agradecimiento que siente un trabajador porque le dieron condiciones dignas, o cuando una mujer vive mejor porque las mujeres peronistas al poder le dieron derechos básicos, etc. Porque personalmente, a mí y a mi familia Cristina, Eva, Perón y Néstor nos dieron todo, y yo los voy a seguir y apoyar hasta la muerte como ellos lo hicieron conmigo; y si les molesta, tómense un té,  gorilas, que desde el peronismo la pasamos bárbaro.

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