Por Valentino Cernaz, estudiante de Sociología (UBA), y Lucia Stampella, estudiante de Comunicación Social (UBA)
-¿Cómo te presentarías para quienes no te conocen?
-Soy Jackie Flores, una trabajadora de la economía popular, una identidad nueva que hemos generado a partir de una historia de lucha de muchos años. Soy una mujer feminista, sindical. Vengo de Córdoba, desde muy chica me vine para acá, y la Ciudad de Buenos Aires lo único que me mostró fue su cara dura, expulsiva, de odio. Y soy una de las pocas dentro del Movimiento de Trabajadores Excluidos que a sus 21 años, cuanto tuve DNI, se regaló la afiliación en el peronismo. Soy peronista.
-¿En qué consiste y cómo se organiza el trabajo del sector cartonero? ¿De qué forma se relacionan con la ecología?
-Este es un trabajo que se realiza desde hace muchos años, de hombres y mujeres que, parados desde la cultura del laburo, era obvio que íbamos a salir a trabajar. La realidad es que salimos a la Ciudad de Buenos Aires, en el contexto de la crisis que se visibilizó en 2001-2002 pero que venía arrastrada desde los 90. Era una acción concreta de trabajo, que tenía una demanda, y nos permitía tener un ingreso para subsistir. Cartonear en la Ciudad te lleva 12, 14 horas. Cuando llegó la palabra organización empezamos a comprender que lo que hacíamos era un servicio no reconocido. Nuestra trayectoria fue muy violentada por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en base a un decreto de la Dictadura que decía que la basura le pertenecía a la Ciudad. Hereditariamente, la basura tiene dueño y es la familia Macri. Fue muy doloroso que nos lleven presos por trabajar, que nos llamen delincuentes de la basura. A partir del surgimiento de nuestra organización aparece el respeto entre nosotros. Fuimos a discutir la Ley 992, que se conoce muy poco, que llamamos la Ley del Cartonero: ahí pudimos desterrar aquel decreto de la Dictadura. Y en 2005, en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, fuimos a discutir la Ley Basura Cero. Esa ley fue el puntapié para llevar adelante el servicio de reciclado con inclusión social. Empezamos, también, a entendernos como sujeto en términos ambientales. La organización nos brindó una formación para animarnos a dar discusiones y a interpelar a la ciudadanía y a la Legislatura. Haber sido parte de Amanecer de los Cartoneros a mí me da mucho orgullo, porque allí entendimos que para defender los derechos no se pide permiso. Eso no significa que seas irrespetuoso, significa que te vas formando y que si los derechos de un cartonero o una cartonera están vulnerados, también lo están los de quienes constituyen su hogar y sus afectos. En aquellos tiempos se nos quiso poner a la sociedad en contra diciendo que avalábamos el trabajo infantil, pero la realidad es que los compañeros y compañeras preferían llevar a sus hijos con ellos ante la situación caótica. Pero no avalábamos el trabajo infantil. Ante eso, pudimos proponer la primera guardería cartonera, porque nuestros hijos necesitaban un espacio donde se los cuidara y potenciara. Todo fue cuesta arriba, pero a conciencia de clase. Me gusta decir que tenemos la impronta de la creación, porque creamos una identidad trabajadora, y nuestro sentido de pertenencia a la patria nos permitió aflorar la hermandad con la casa común, la madre tierra.
-Ante la crisis económica y la pandemia, ¿cómo se están desenvolviendo desde la economía popular? ¿Cómo es la militancia en este contexto?
-La situación actual es dramática. Nosotros estamos al servicio, a esta altura de mi vida, ser parte del MTE es una elección, y me toca ser referencia de la rama cartonera que a mí me cambió la vida cuando pude proponer el programa de promotoras ambientales y ser parte del camino de muchas mujeres. Queremos discutir, siempre tuvimos la predisposición de fundamentar y proponer, no quedarnos en la queja. No queremos discutir fideos en desarrollo social, queremos discutir trabajo en el ministerio de trabajo. Nuestra solidaridad llevó a que las compañeras abran los patios de sus casas, los clubes, asistiendo y entendiendo que el virus viene a arrebatar la vida de muchos. Pero duele mucho que otra vez discutamos ollas, que la comida no alcance, que tanta gente pierda su trabajo. El pueblo está teniendo una templanza increíble, pero no nos acostumbramos al dolor y no queremos hacerlo. Y en definitiva, pretendemos que reconozcan el trabajo que están haciendo nuestras compañeras, que están asistiendo para que el pueblo no se muera de hambre.
-¿Cómo evalúas, hasta el momento, la gestión de Alberto Fernández? ¿Crees que les falta espacio y/o posibilidades de participación a los movimientos sociales dentro del gobierno?
-En principio, festejo este nuevo gobierno. Festejo haber podido ser parte de la unidad y haber entendido que Macri era un límite. Acompañar este proceso desde la economía popular está muy bueno. La realidad es que ya van 8 meses de gobierno, las estructuras de gobierno están complicadas, y entiendo, como se decía a principio de año, que se recibió una patria arrasada, pero me permito interpelar. Nosotras, desde el sindicalismo y la economía popular, siendo parte de la unidad, no vamos a ser tibios y vamos a interpelar lo que haya que interpelar. Y el compañero que tiene un cargo en el Estado no se puede confundir, está al servicio del pueblo. Puedo entender los problemas que hay y que la derecha está presionando, pero nosotros tenemos la estrategia de unificar a los trabajadores y trabajadoras. El sindicalismo para mí es muy claro, se mide por derechos conquistados, y ese es el objetivo de la economía popular.
-Desde hace ya varios meses, se impulsa desde el sector al que vos perteneces dentro de las organizaciones sociales un "Plan Marshall criollo", que en un primer momento se llamó Plan San Martín, y ahora, tras articular con varios sindicatos, se conoce como Plan de Desarrollo Humano Integral. ¿Nos podrías contar en qué consiste y cómo se financiaría?
-La idea es bastante básica. Queremos, con un Estado presente, generar y blanquear 4 millones de puestos de trabajo. Por eso, estratégicamente, nos fuimos juntando con otros sindicatos. En la historia de la economía popular quedará el 18 de noviembre de 2016 cuando pudimos llegar a Plaza de Mayo con casi todos los sindicatos, y a la parte que faltaba del sindicalismo la fuimos a buscar cuando presentamos este plan en la UOCRA. Poner a discutir estos puestos de trabajo es nuestra tarea: sin los trabajadores y las trabajadoras, no vamos a poner la patria de pie. Y además, nos gustaría que discutan con nosotros cuántos barrios populares se van a urbanizar, porque esta es una herramienta que la economía popular convidó y no se tomó, ya que votaron la ley y no se le puso presupuesto. A partir de lo que nosotros hicimos, se sabe cuántos barrios populares hay. Todo esto tiene que ver con la economía popular y con otras cuestiones que queremos discutir, como cuántos lotes con servicio se van a hacer, cómo repoblar la patria, qué va a pasar con la tierra rural, cuántos polos textiles y plantas de reciclado con inclusión social se van a inaugurar, cuántos colegios vamos a inaugurar, cuántos espacios para mujeres que sufrieron violencia, cuántos espacios sociocomunitarios y demás. Eso nos tiene que permitir debatir la vida. Y la plata tiene que venir de discutir e investigar la deuda, de discutir cómo funcionan los grandes capitales y los impuestos a las grandes ganancias y fortunas.
-¿Qué representa para vos el feminismo popular y por qué te identificas con esa rama?
-El feminismo para mí representó afianzarme en la mujer que soy. Soy una mujer que viene desde muy chica batallándola, siempre fui una mujer decidida. Fui mamá y construí esa crianza con libertad, nunca me creí heroína de nada; a mí las cosas me atraviesan, a mí las cosas me duelen. También el feminismo vino a hacer eso, a representar que no estaba tan equivocada: que una mujer puede tomar las riendas de su vida, por sobre todas las cosas, que una mujer puede decidir lo bueno y lo malo, qué quiere y qué no quiere, vino a blanquear que el amor no tiene por qué doler, qué es el amor, que la mujer no solamente se puede percibir trabajadora, sino que se puede percibir romántica, soñadora… y por sobre todas las cosas el feminismo vino a terminar de abrazarme con las libertades. Crié cuatro hijos, soy mamá de tres mujeres. Creo en construir con el amor, y el feminismo representa la fortaleza para abrazar todo lo que elijan mis hijos. Yo soy mamá, pero también soy mujer. El feminismo me permitió relacionarme con mis hijas a partir del amor, de la palabra, del abrazo, de la mirada y por sobre todas las cosas de no juzgar. Y ellos no me juzgan, me bancan en los destiempos… porque no es lo mismo mi feminismo que el de mis hijas. Me encanta esto de que las hijas vinieron a irrumpir, lo re banco.
-Para ir cerrando, unas preguntas más relacionadas con lo personal. En primer lugar, ¿Un referente político y/o social para vos?
-Norita Cortiñas. Es mi faro en la vida, es un faro para mí esa mujer. Todo el mundo me decía “tenés que tener la foto con Norita” y yo contestaba que esa foto iba a llegar cuando tuviera que llegar. Y llegó.
-¿Qué te generó la marcha del 17A?
-Soy Jackie Flores, una trabajadora de la economía popular, una identidad nueva que hemos generado a partir de una historia de lucha de muchos años. Soy una mujer feminista, sindical. Vengo de Córdoba, desde muy chica me vine para acá, y la Ciudad de Buenos Aires lo único que me mostró fue su cara dura, expulsiva, de odio. Y soy una de las pocas dentro del Movimiento de Trabajadores Excluidos que a sus 21 años, cuanto tuve DNI, se regaló la afiliación en el peronismo. Soy peronista.
-¿En qué consiste y cómo se organiza el trabajo del sector cartonero? ¿De qué forma se relacionan con la ecología?
-Este es un trabajo que se realiza desde hace muchos años, de hombres y mujeres que, parados desde la cultura del laburo, era obvio que íbamos a salir a trabajar. La realidad es que salimos a la Ciudad de Buenos Aires, en el contexto de la crisis que se visibilizó en 2001-2002 pero que venía arrastrada desde los 90. Era una acción concreta de trabajo, que tenía una demanda, y nos permitía tener un ingreso para subsistir. Cartonear en la Ciudad te lleva 12, 14 horas. Cuando llegó la palabra organización empezamos a comprender que lo que hacíamos era un servicio no reconocido. Nuestra trayectoria fue muy violentada por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en base a un decreto de la Dictadura que decía que la basura le pertenecía a la Ciudad. Hereditariamente, la basura tiene dueño y es la familia Macri. Fue muy doloroso que nos lleven presos por trabajar, que nos llamen delincuentes de la basura. A partir del surgimiento de nuestra organización aparece el respeto entre nosotros. Fuimos a discutir la Ley 992, que se conoce muy poco, que llamamos la Ley del Cartonero: ahí pudimos desterrar aquel decreto de la Dictadura. Y en 2005, en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, fuimos a discutir la Ley Basura Cero. Esa ley fue el puntapié para llevar adelante el servicio de reciclado con inclusión social. Empezamos, también, a entendernos como sujeto en términos ambientales. La organización nos brindó una formación para animarnos a dar discusiones y a interpelar a la ciudadanía y a la Legislatura. Haber sido parte de Amanecer de los Cartoneros a mí me da mucho orgullo, porque allí entendimos que para defender los derechos no se pide permiso. Eso no significa que seas irrespetuoso, significa que te vas formando y que si los derechos de un cartonero o una cartonera están vulnerados, también lo están los de quienes constituyen su hogar y sus afectos. En aquellos tiempos se nos quiso poner a la sociedad en contra diciendo que avalábamos el trabajo infantil, pero la realidad es que los compañeros y compañeras preferían llevar a sus hijos con ellos ante la situación caótica. Pero no avalábamos el trabajo infantil. Ante eso, pudimos proponer la primera guardería cartonera, porque nuestros hijos necesitaban un espacio donde se los cuidara y potenciara. Todo fue cuesta arriba, pero a conciencia de clase. Me gusta decir que tenemos la impronta de la creación, porque creamos una identidad trabajadora, y nuestro sentido de pertenencia a la patria nos permitió aflorar la hermandad con la casa común, la madre tierra.
-Ante la crisis económica y la pandemia, ¿cómo se están desenvolviendo desde la economía popular? ¿Cómo es la militancia en este contexto?
-La situación actual es dramática. Nosotros estamos al servicio, a esta altura de mi vida, ser parte del MTE es una elección, y me toca ser referencia de la rama cartonera que a mí me cambió la vida cuando pude proponer el programa de promotoras ambientales y ser parte del camino de muchas mujeres. Queremos discutir, siempre tuvimos la predisposición de fundamentar y proponer, no quedarnos en la queja. No queremos discutir fideos en desarrollo social, queremos discutir trabajo en el ministerio de trabajo. Nuestra solidaridad llevó a que las compañeras abran los patios de sus casas, los clubes, asistiendo y entendiendo que el virus viene a arrebatar la vida de muchos. Pero duele mucho que otra vez discutamos ollas, que la comida no alcance, que tanta gente pierda su trabajo. El pueblo está teniendo una templanza increíble, pero no nos acostumbramos al dolor y no queremos hacerlo. Y en definitiva, pretendemos que reconozcan el trabajo que están haciendo nuestras compañeras, que están asistiendo para que el pueblo no se muera de hambre.
-¿Cómo evalúas, hasta el momento, la gestión de Alberto Fernández? ¿Crees que les falta espacio y/o posibilidades de participación a los movimientos sociales dentro del gobierno?
-En principio, festejo este nuevo gobierno. Festejo haber podido ser parte de la unidad y haber entendido que Macri era un límite. Acompañar este proceso desde la economía popular está muy bueno. La realidad es que ya van 8 meses de gobierno, las estructuras de gobierno están complicadas, y entiendo, como se decía a principio de año, que se recibió una patria arrasada, pero me permito interpelar. Nosotras, desde el sindicalismo y la economía popular, siendo parte de la unidad, no vamos a ser tibios y vamos a interpelar lo que haya que interpelar. Y el compañero que tiene un cargo en el Estado no se puede confundir, está al servicio del pueblo. Puedo entender los problemas que hay y que la derecha está presionando, pero nosotros tenemos la estrategia de unificar a los trabajadores y trabajadoras. El sindicalismo para mí es muy claro, se mide por derechos conquistados, y ese es el objetivo de la economía popular.
-Desde hace ya varios meses, se impulsa desde el sector al que vos perteneces dentro de las organizaciones sociales un "Plan Marshall criollo", que en un primer momento se llamó Plan San Martín, y ahora, tras articular con varios sindicatos, se conoce como Plan de Desarrollo Humano Integral. ¿Nos podrías contar en qué consiste y cómo se financiaría?
-La idea es bastante básica. Queremos, con un Estado presente, generar y blanquear 4 millones de puestos de trabajo. Por eso, estratégicamente, nos fuimos juntando con otros sindicatos. En la historia de la economía popular quedará el 18 de noviembre de 2016 cuando pudimos llegar a Plaza de Mayo con casi todos los sindicatos, y a la parte que faltaba del sindicalismo la fuimos a buscar cuando presentamos este plan en la UOCRA. Poner a discutir estos puestos de trabajo es nuestra tarea: sin los trabajadores y las trabajadoras, no vamos a poner la patria de pie. Y además, nos gustaría que discutan con nosotros cuántos barrios populares se van a urbanizar, porque esta es una herramienta que la economía popular convidó y no se tomó, ya que votaron la ley y no se le puso presupuesto. A partir de lo que nosotros hicimos, se sabe cuántos barrios populares hay. Todo esto tiene que ver con la economía popular y con otras cuestiones que queremos discutir, como cuántos lotes con servicio se van a hacer, cómo repoblar la patria, qué va a pasar con la tierra rural, cuántos polos textiles y plantas de reciclado con inclusión social se van a inaugurar, cuántos colegios vamos a inaugurar, cuántos espacios para mujeres que sufrieron violencia, cuántos espacios sociocomunitarios y demás. Eso nos tiene que permitir debatir la vida. Y la plata tiene que venir de discutir e investigar la deuda, de discutir cómo funcionan los grandes capitales y los impuestos a las grandes ganancias y fortunas.
-¿Qué representa para vos el feminismo popular y por qué te identificas con esa rama?
-El feminismo para mí representó afianzarme en la mujer que soy. Soy una mujer que viene desde muy chica batallándola, siempre fui una mujer decidida. Fui mamá y construí esa crianza con libertad, nunca me creí heroína de nada; a mí las cosas me atraviesan, a mí las cosas me duelen. También el feminismo vino a hacer eso, a representar que no estaba tan equivocada: que una mujer puede tomar las riendas de su vida, por sobre todas las cosas, que una mujer puede decidir lo bueno y lo malo, qué quiere y qué no quiere, vino a blanquear que el amor no tiene por qué doler, qué es el amor, que la mujer no solamente se puede percibir trabajadora, sino que se puede percibir romántica, soñadora… y por sobre todas las cosas el feminismo vino a terminar de abrazarme con las libertades. Crié cuatro hijos, soy mamá de tres mujeres. Creo en construir con el amor, y el feminismo representa la fortaleza para abrazar todo lo que elijan mis hijos. Yo soy mamá, pero también soy mujer. El feminismo me permitió relacionarme con mis hijas a partir del amor, de la palabra, del abrazo, de la mirada y por sobre todas las cosas de no juzgar. Y ellos no me juzgan, me bancan en los destiempos… porque no es lo mismo mi feminismo que el de mis hijas. Me encanta esto de que las hijas vinieron a irrumpir, lo re banco.
-Para ir cerrando, unas preguntas más relacionadas con lo personal. En primer lugar, ¿Un referente político y/o social para vos?
-Norita Cortiñas. Es mi faro en la vida, es un faro para mí esa mujer. Todo el mundo me decía “tenés que tener la foto con Norita” y yo contestaba que esa foto iba a llegar cuando tuviera que llegar. Y llegó.
Jackie Flores junto a Nora Cortiñas, cofundadora e integrante de Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora
-¿Qué te generó la marcha del 17A?
-Me parece muy doloroso reconocer a cierta parte de la sociedad que pareciera que su vida está gobernada pura y exclusivamente por el dinero. Es lo que hay que desandar. Nosotros, por ejemplo, construimos dentro de la organización viviendo la austeridad a partir de la cultura del laburo. Yo a esta altura gano mi plata, tengo un sueldo, pero en qué invierto ese dinero también es una elección de vida. Pero además, se ha criticado mucho cuando uno a partir de su esfuerzo o de la ayuda estatal puede comprarse un plasma. Por eso, creo que esto me da tristeza y me lleva a la reflexión al ver la desigualdad que provoca el capitalismo. El capital no puede direccionar la vida de los seres humanos, debemos retomar como sociedad la moral y los valores. Esta situación sólo me dejó mucha tristeza, ni siquiera ganas de putearlos, pero también me permitió entender que en la vida estoy en el lugar correcto.
-¿Cómo fue la experiencia de reunirse con el presidente en febrero?
-Acá no te puedo responder por fuera de mi sector. La verdad, al estar en frente del presidente, me temblaban las patitas porque comprendo la institucionalidad. Soy una mujer que se ha atrevido a soñar en grande, y creo que la mujer de la economía popular se merecía estar ese día ahí. Lo viví como algo grandioso, pero con responsabilidad: no perdí la oportunidad de llevar la voz de lo que representa la economía popular para mí. Además, le pedí al presidente que tome conciencia con respecto a la perspectiva de género necesaria en nuestra patria. No lo pude vivir de forma tan personal. Sí creo que lo personal fue cuando mis hijos me miraron a los ojos y me dijeron “él tiene que estar orgulloso de vos”.
-¿Cómo fue la experiencia de reunirse con el presidente en febrero?
-Acá no te puedo responder por fuera de mi sector. La verdad, al estar en frente del presidente, me temblaban las patitas porque comprendo la institucionalidad. Soy una mujer que se ha atrevido a soñar en grande, y creo que la mujer de la economía popular se merecía estar ese día ahí. Lo viví como algo grandioso, pero con responsabilidad: no perdí la oportunidad de llevar la voz de lo que representa la economía popular para mí. Además, le pedí al presidente que tome conciencia con respecto a la perspectiva de género necesaria en nuestra patria. No lo pude vivir de forma tan personal. Sí creo que lo personal fue cuando mis hijos me miraron a los ojos y me dijeron “él tiene que estar orgulloso de vos”.
Comentarios
Publicar un comentario